jueves, 23 de agosto de 2012

TESTIMONIOS 7.-EL VÉRTIGO DEL AMOR


No le conocí, pero me contaron de buena fuente que murió de forma imprevista por una enfermedad grave, si bien lo hizo tranquilo y en paz. Quien le había tratado dijo de inmediato que fue una persona honrada, sencilla, muy trabajadora, un gran padre y en definitiva un hombre bueno que vivió en plenitud.
Me gustaría ser como José, a quien su familia – en sus últimas horas – agradeció por todo el amor que les había dado en ese tiempo juntos.
La paz del alma, para quien vive en el día a día  (también para quien ve partir a un ser amado), la genera el vértigo del amor: es el sello que llevan nuestras obras al concretar cuánto bien puede hacerse a la Humanidad desde la propia ciudad, en el barrio, en la familia, siempre desde la libertad de uno mismo.
Así, en cualquier situación de la vida –incluso en la despedida consciente – se puede traspasar el dolor humano hasta ver la luz que emana de vivir el presente en el Amor.

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