En la intimidad de mi refugio, silencio en el entorno y la Palabra como único cobijo, busco el sosiego que me falta tras experiencias dolorosas que han sembrado de dudas mi presente. De inicio viene a mi memoria aquella vez cuando me pediste que rezara con fuerza por aquello que nunca me contaste y que tanto te hacía sufrir. "Yo por ti" - me dije - y lo cierto es que mi oración ante petición tan fervorosa fue un "por nosotros" desde el vacío personal y hacia todos los dolores del mundo.
De ese modo, aquella propuesta en comunión permitió desde entonces la gracia de tenerle y sentirle en medio, a Él que ya mostró desde su Cruz que el dolor ofrecido es Amor y más allá de llaga que lacera el débil corazón humano hay una esperanza que se construye en el hoy de Dios. Gracias por tu plegaria que siento mía cuando yo también hago mi parte; deseo crecer contigo en ese espíritu colectivo que nos hace ir adelante desde la fe que nos une.
Una propuesta para iluminar la vida expresando aquello que inspire mi experiencia artístico-espiritual
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