viernes, 7 de diciembre de 2012

"PREPARAR EL CORAZÓN CON MARÍA"



ADVIENTO: preparar la venida. Pero, ¿quién viene? : JESÚS. ¿Adónde viene? Sinceramente, viene al corazón de cada uno, a mi corazón. Especialmente para mí y para cada persona que lo desee abiertamente. Entonces, ¿qué es lo que realmente hay que preparar? HAY QUE PREPARAR EL CORAZON. Porque si el corazón está ocupado con otras cosas, si no está limpio y realmente vacío y libre, no habrá sitio para un encuentro tan especial.


Por un momento pienso en José y María por la calles de Belén llamando a cada puerta; y tanta puerta cerrada, tanto corazón ocupado que no podía recibir al Amor. Porque la puerta del corazón se abre desde dentro y cada uno tiene libertad para abrirla.





 La elección de Dios, que llama siempre, es una respuesta personal: quien abre, quien escucha, quien acoge, encuentra a Dios. 




MARÍA es el modelo de la “nueva persona” que escucha a Dios, se fía de El, acoge a Jesús dentro de ella, y después da a Jesús al mundo. Una vez en manos de Dios, María expresa con alegría la grandeza de lo que siente en su corazón. Y grande es su designio en la vida: vacía de sí misma para estar llena de Dios, acompaña a Jesús hasta la Cruz y más allá de la desolación y del dolor, recibe en su gran corazón a la Humanidad entera desde los brazos de Jesús, que entonces entrega su Espíritu al Padre.

Todo un programa sugerente para quien quiera “dar el paso”. Fiarse de Dios y sentirle realmente grande en el corazón. Hacer el propósito de que nada pueda enturbiar esa presencia divina en el día a día, viviendo el hoy, con toda intensidad. Porque, para vivir lo esencial, basta el momento presente. Si queremos que en la auténtica Navidad Jesús nazca en cada uno,  podremos experimentar el amor sin límites de Dios, una alegría, una paz y una felicidad realmente nuevas. Jesús (“Dios salva”) será entonces el Emmanuel (“Dios con nosotros”), y descubriremos, inspirados por El, que el hermano, el prójimo que encontramos cada día a nuestro lado, es el único camino para la unión con Dios.


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