ADVIENTO:
preparar la venida. Pero, ¿quién viene? : JESÚS.
¿Adónde viene? Sinceramente, viene al corazón de cada uno, a mi corazón. Especialmente
para mí y para cada persona que lo desee abiertamente. Entonces, ¿qué es lo que
realmente hay que preparar? HAY QUE
PREPARAR EL CORAZON. Porque si el corazón está ocupado con otras cosas, si
no está limpio y realmente vacío y libre, no habrá sitio para un encuentro tan
especial.
Por un momento pienso en José y María por la calles de Belén
llamando a cada puerta; y tanta puerta cerrada, tanto corazón ocupado que no
podía recibir al Amor. Porque la puerta del corazón se abre desde dentro y cada
uno tiene libertad para abrirla.
La elección de Dios, que llama siempre, es una
respuesta personal: quien abre, quien escucha, quien acoge, encuentra a Dios.
MARÍA es el
modelo de la “nueva persona” que escucha a Dios, se fía de El, acoge a Jesús
dentro de ella, y después da a Jesús al mundo. Una vez en manos de Dios, María
expresa con alegría la grandeza de lo que siente en su corazón. Y grande es su
designio en la vida: vacía de sí misma para estar llena de Dios, acompaña a
Jesús hasta la Cruz y más allá de la desolación y del dolor, recibe en su gran
corazón a la Humanidad entera desde los brazos de Jesús, que entonces entrega
su Espíritu al Padre.
Todo un programa sugerente para quien quiera “dar el paso”.
Fiarse de Dios y sentirle realmente grande en el corazón. Hacer el propósito de
que nada pueda enturbiar esa presencia divina en el día a día, viviendo el hoy,
con toda intensidad. Porque, para vivir lo esencial, basta el momento presente.
Si queremos que en la auténtica Navidad Jesús nazca en cada uno, podremos experimentar el amor sin límites de
Dios, una alegría, una paz y una felicidad realmente nuevas.
Jesús (“Dios salva”) será
entonces el Emmanuel (“Dios con nosotros”),
y descubriremos, inspirados por El, que el hermano, el prójimo que encontramos
cada día a nuestro lado, es el único camino para la unión con Dios.
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