martes, 21 de mayo de 2013

COMPARTIR LA LUZ DEL ESPÍRITU

Cada viviencia espiritual es realmente personal. La fe es propia, también la duda, la conversión y las decisiones que cada cual toma en su camino de santidad.


 Compartir las experiencias, comunicar la vida y hacer del prójimo - sin filtros - el primer referente en el amor a Dios que deseamos corresponder como Hijos agraciados es una tarea fascinante si se lleva adelante desde el vacío personal. Ahí es donde actúa el Espíritu Santo, cuya Luz recibida en Pentecostés da la Vida a quien siente en verdad la efusión de su "aliento divino".

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