miércoles, 12 de febrero de 2014

TU PRESENCIA ME ACOMPAÑA EN EL CAMINO

Elevó los ojos buscando soluciones y tuvo aún más dudas. Los problemas, el entorno, cada situación no superada... ¿Acaso no había más presente que ese laberinto de incomprensión en que se había convertido su ánimo? Fue el momento más difícil de la década. Bajó la cabeza, la escondió entre sus manos y entregó el corazón a un destino incierto desde el pleno desaliento.


Tiempo después no supo explicar cómo apareció a su lado una caricia amiga que le propuso levantar la mirada hasta reconocerla tras un primer titubeo. “¿Dónde estabas cuando más falta hacías en mi vida?” – recriminó sin dudar La otra persona respondió con la mirada más tierna que nunca pudo contemplar, al tiempo que con delicadeza acariciaba su frente antes de besar sus dos manos, ésas que había unido en un gesto suave y a la vez directo. Sólo pudo recordar una frase, la que en este periodo de su vida lleva marcada en su pecho como un lema que le motiva a crear, compartir, crecer, dar gracias por cada instante y el siguiente, por el aire que respira, el pan que le alimenta, por la Creación y el entorno: "Tengo la certeza de que me acompañas en el camino". 


Tu presencia amaneció en mi vida desde la inmensidad de un mundo donde las prisas hacen competencia con la mediocridad, ése que identifica felicidad con poder en todas sus versiones, alegría con fiesta+descontrol+placer, que marca la competencia desplazando al más cercano. Has cambiado mi vida con tu atenta escucha de mis anhelos, la propuesta de mirar en la misma dirección desde el carisma y personalidad propios respetando cada paso del camino, en lo diverso y en lo que nos une. He aceptado ese reto para mí novedoso, que a la vez abre la puerta para que yo haga otro tanto con quien confluya en la ruta. La certeza de que me acompañas en el camino pese a que no está clara la dirección, las nubes cambian de aspecto y nadie puede asegurar cuánto dura el trayecto personal de cada uno, me da seguridad para avistar con optimismo nuevos y atractivos horizontes. Cada jornada estarás presente, rezaré por ti, daré gracias por haberte conocido, hablaré a los nuevos caminantes que tal vez conozca de cómo me animaste para que  marchara erguido, mirada al frente y seguridad en el corazón. ¿Quién puede impedir que llegue el atardecer musitando que termina otro día con paz? ¿Cómo no acoger el alba de un nuevo día presente como único espacio para construir fraternidad? Gracias acompañarme, más aún por que aceptes que te acompañe.

1 comentario:

  1. "Te daré gracias ante los pueblos Señor;
    tocaré para ti ante las naciones:
    por tu bondad, que es más grande que los cielos;
    por tu fidelidad, que alcanza a las nubes." Sal 56

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