Ni siquiera quien hace buenas obras durante todo el tiempo de su existencia tiene garantizada la salud del cuerpo y horas interminables de vida. Sólo Él sabe el momento del encuentro. Hagamos que la vida sea una eterna oración agradecida por cada oportunidad de amar que aparece en el instante más inesperado y a la vez por la libertad de aceptarla como un momento de plenitud.
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