En momentos clave de la existencia, el espíritu de supervivencia
clama contra la incoherencia y avisa al propio ser humano de que se halla ante
el abismo. Salud, mente, corazón, pánico, barrera, presente... Si finalmente se
tambalea la realidad de ese hoy sin futuro alentador, surge de lo más profundo
la opción de retroceder, meditar, valorar y decidir nuevos pasos y mejor
dirección. El coste es personal, pero también lo serán los resultados. Silencio
en el horizonte, un nuevo rumbo sugiere caminar con optimismo.
A la opción personal - en solitario - la supera con creces la fuerza común. Corazones con sentimientos en plena sintonía (comunión, unidad) permiten al que más precisa en cada instante de su aventura tomar un respiro que resulta vital. Es la certeza del amigo cercano presente y fiel en la brecha -siempre atento al apoyo en lo humano y en lo divino -, desde el detalle concreto hasta la oración que santifica su pacto en lo esencial de la vida.
"Mi fuerza y mi poder es el Señor, El es mi salvación". Ex 15
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