miércoles, 1 de enero de 2014

EN TODO LO QUE ACONTECE ENCUENTRO TU AMOR

El día comienza su última etapa cuando el sol se va posando en el horizonte, más allá de las torres, antenas y edificios que delinean la silueta de la ciudad costera. Es mi tierra, ésa donde habito, me relaciono y paso la mayor parte del tiempo que administro en mi existencia..

Una vez más vuelve a cuestionarme aquel consejo que recibí de joven, aquéllo de hacer balance del día para tomar en serio cada acción personal y sus consecuencias. Dudo, como otras tantas veces, de que realmente pueda ser objetivo. ¿A quién puede perjudicar que no sea sincero, tal vez adaptando las reglas y los mandamientos que prometí cumplir para bien de todos?

Se hace el silencio y la brisa del mar, ése que acota la distancia entre mi yo y mis semejantes, refresca mi memoria; de improviso mi mente siente la luz que aclara todo: fui en primera persona al lugar sagrado que tan bien conocía a confirmar mi fe, mi esperanza y mi compromiso de amor concreto sin desear recompensa. ¿Puedo acaso cuestionar mi suerte, el resultado de la gestión cotidiana de los dones y talentos recibidos al inicio y que ingenuamente creí merecer?

Sea hoy mismo, en el inicio de un nuevo año en la senda que me acoge, el momento de comprometer voluntad y corazón a dar pasos positivos -firmes y conscientes-, desterrar sombras y temores, bendiciendo lo que acontezca como la voluntad de quien más me ama.

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