Cualquier relación de convivencia es mejorable. Si el nuevo
paso hacia el encuentro vital tiene como protagonista el propio corazón sin
esperar acontecimientos, el riesgo es inevitable pero la experiencia indica que
el contacto siempre deja huella. Pequeños detalles que muestran indicios de
alguien sincero, discreto y afable en la persona son la antesala de la empatía
que en poco tiempo pasa a ser cordialidad.
¿Cómo no corresponder la mirada abierta a un horizonte común,
que refuerza la autoestima del otro estimulando en él actitudes positivas en la
misma onda?
Acaso pueda tratarse de vidas que forman un todo diverso y a la vez singular, que reúne en un mismo camino historias personales entrelazadas por detalles en lo pequeño.
Localización: siguiendo las acequias de Pedralba por el camino hacia el río.
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