No tienen la misma clase ni estilo, pero se llevan francamente
bien. Su entorno - el jardín - es común, incluso la mirada tiene parecida
dirección; no se aman, ni se adoran, pero siempre hay respeto, afabilidad,
cercanía y espacios comunes donde se desenvuelven. De esa relación de
convivencia puede surgir en cualquier momento un encuentro personal con toda la
vida por delante…
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