Así era su vida. Una vez de improviso se estancó porque sintió que todo era negativo: cada mañana tenía su pesar, la jornada pasaba sin contenido y sentía llegar el atardecer con el temor de no poder entregar satisfacción alguna a su currículum de vida. Refugio en las amistades, desidia en el trabajo hasta que lo perdió, consuelo en los aparatos digitales que dominaban el ritmo de sus pasos...adiós a la inspiración de un ser humano creativo, perdido el hábito por la oración que templaba su alma otrora ávida de plenitud trascendente.
Fue un periodo sin medición de tiempo, la oscura etapa que precede al revivir de un corazón bueno. No hay constancia de cómo sucedió, pero al inicio de un día cualquiera abrió los ojos y contempló con incredulidad que, entre las hojas de vida que el otoño de ayer había dado por perdidas, reverdecía la suya junto a otra similar y tal vez con un proceso parecido. Incluso tuvo la visión de que con el tiempo podría ver de frente el proyecto, basado en lo esencial de la existencia, mejorando con creces su aspecto, tono y color, siempre acompañado con unos misteriosas gotas careterísticas en su retorno positivo al camino iniciado desde el seno materno hace ya unas décadas y varios años más.
Cuenta la historia de su aventura aún vigente que una tarde, observando un cielo de ensueño, pudo recordar sus pensamientos positivos de la lejana infancia al contemplar una bellísima composición de nubes. Entonces recordó las gotas de aquellas hojas revividas al unísono y a través de ellas la claridad antes perdida.
Concluyó que en adelante su itinerario sería crecer en la unidad -dos o más-, en lo cotidiano, valorando lo que aconteciera en su día a día como el mayor don recibido por ser ese momento el presente de su existencia, la ocasión ideal para hacer el bien. Tornó a ser vital en él la plegaria, momentos de sosiego y recogimiento para valorar cada paso por dar; las dificultades y los contratiempos no lograron quitarle la paz que su corazón resguardaba...y a fecha de hoy vive convencido de que en su viaje hacia lo eterno
- siempre acompañado desde entonces - es posible encontrar la armonía.
"Crecer en la unidad"... !qué propuesta más ilusionante¡¡Qué vocación de servicio!
ResponderEliminarEsperar las lecciones que se desprenden de tus mensajes tiene siempre una gran recompensa.
La armonía de la que hablas está patente, invita, llama y convoca, como bien dices, hacia la eternidad.
¡Gracias!
MC