He sentido que debía recogerme en el silencio y todo se ha detenido:
la jornada como tal, el tiempo en el reloj
de los compromisos y programas del quehacer diario,
la tecnología a mi alcance sin cobertura real.
Has aparecido en el paseo de un jardín anónimo de las afueras
de ese mundo que no permite respirar con pureza.
Te he reconocido en la caricia del padre a su hija en el parque,
los ancianos cogidos de la mano sin las prisas de antaño,
varios pequeños columpiando sus ilusiones desde la infancia;
también en la pareja que junto a la cascada sin agua
compartía su presente común prometiendo fidelidad.
Perdida mi soledad al cobijo de árboles y plantas
que mostraban a mi paso un paraje de ensueño,
desde mi vacío personal me has hablado al corazón,
lágrimas de alivio al sentirte cerca sin merecerlo.
Sediento de tu Palabra que siempre ha estado a mi alcance,
tomaré la Luz como guía inimitable en esta senda sin retorno
cuyos pasos serán propuestas de Vida.
Por ti cambiaré rutinas y actividades que cercenan
horizontes y esperanzas de una existencia activa.
Por ti miraré las flores, por mí motivaré tu alegría.
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